Conocí ADRI a principios de los 90. Era una Asociación pequeñita, con su interés original en favorecer al microempresario costarricense. Primero como consultor y, posteriormente como funcionario, he tenido la oportunidad de ver crecer la Asociación a través de casi 20 años de sus 24 de existencia. Los retos han sido muchos y se han asumido con seriedad y profesionalismo. Consciente de que la clave del éxito de toda entidad está en su sostenibilidad financiera, la Asociación se preparó para crecer. Se fortaleció administrativamente, se preocupó por estar a la vanguardia en el uso de la tecnología y, sobre todo, estableció alianzas con entidades financieras tanto locales como internacionales que se han constituido en la principal fuente de recursos. ADRI se encuentra en un proceso continuo de desarrollo y ahora está posicionada como una de las más importantes entidades al servicio del sector de micro, pequeña y mediana empresa nacional.
Para mí ha sido muy gratificante acompañar a la Asociación en este proceso y colaborar, en la medida de mis posibilidades, a ubicarla en el lugar que hoy ocupa merecidamente
Carlos Solano Salas
Asesor de Gerencia